Tener la madurez de un amor que entrega y no uno que pide, es la única manera de salir adelante.
Reconociéndola como un ejemplo del resto de situaciones que puedes vivir con la persona, lejos de pensar que puede cambiar.
La necesidad de discutir para determinar quién tiene la razón y quién creó el conflicto, frecuentemente desencadenan inseguridades, luchas de poder y abren heridas emocionales de infancia.
Donde tú salías perdiendo porque eras niñ@ y el adulto tenía siempre la razón, llenándote de frustración.
Frustración que se queda muy adentro en tu subconsciente y sale como explosión de olla exprés, porque el inconsciente nos está pidiendo resolverlo.
Pero como nadie nos enseñó a escucharlo, lo enfrentamos con enojo, control o sumisión; volviendo a sentir lo que sentíamos en la niñez.
Lo que se vive en la niñez siembra las semillas de la cosecha que empezarás a recibir conforme vas creciendo.
Sin darte cuenta, tú mism@ sigues sembrando con semillas que no son buenas.
No todo el karma de tu vida es de vidas pasadas.
Por eso es preciso que entiendas que vas creando un karma nuevo con cada uno de tus pensamientos, cada una de tus palabras y con todas tus acciones.
Y así tú mism@ vas creando tu historia de una manera positiva o negativa, que día a día va sembrando y recogiendo, sembrando y recogiendo.
Ocúpate en hacer buenas siembras para mejorar tus cosechas ¡si se puede! Cuando tomas las riendas de tu vida y tienes la orientación adecuada.
Pareciera que los sentimientos de soledad, falta de auto-estima y demás son difíciles de superar, NO LO SON cuando comprendes y deseas salir adelante haciéndote responsable de todo en tu vida.